Registro en línea 2019

Fukushima Forward El parque eólico flotante más grande del mundo es el símbolo de su reconstrucción luego de la tragedia nuclear. Parte I

El 11 de marzo de 2011, como consecuencia de un terremoto de 9 puntos en la escala de Richter ocurrido en la costa oeste de Japón, y el tsunami que tuvo lugar posteriormente a causa de este fenómeno, los reactores de la central nuclear de Fukushima Daiichi sufrieron graves daños. Como se recordará por la información y las fotografías del desastre que dieron la vuelta al mundo, este triste accidente generó la peor crisis nuclear a nivel internacional desde la ocurrida en 1986, en la planta de Chernóbil, en Ucrania. Luego del accidente, la gran mayoría de los 54 reactores nucleares del país fueron desactivados. Con sólo dos de las 11 centrales con las que cuenta Japón funcionando a plena capacidad, la posibilidad de la insuficiencia en su capacidad generadora de energía eléctrica para hacer frente a la demanda de la industria y los particulares ponía al país en riesgos de grandes consecuencias económicas; por ello, encontrar nuevas fuentes de abastecimiento de energía se convirtió en una de las más importantes prioridades nacionales.

Con las huellas del siniestro aún presentes y mientras se proseguía con los trabajos de descontaminación en las zonas aledañas a la central afectada, se empezaron a estudiar las alternativas para prevenir la ocurrencia de sucesos tan lamentables como los acontecidos ese día; pero sobre todo, para producir, mediante la generación renovable: eólica, solar, geotérmica e hidráulica, la energía eléctrica que era necesaria y para impulsar la recuperación de la región devastada.

Con la atención del mundo puesta en él, el gobierno del Japón decidió modificar de fondo su política energética y anunció el abandono progresivo de la producción de energía nuclear a partir del año 2030, para dejar de producirla de manera definitiva una década más tarde, hacia el año 2040. Uno de los primeros pasos para cumplir con este objetivo, sería el proyecto conocido como Fukushima Forward, el cual consistiría, ni más ni menos, que en la creación del parque eólico flotante más grande del mundo, ubicado en mar abierto a 20 kilómetros de la localización de la célebre central. Este proyecto, patrocinado por el gobierno sería llevado a cabo por algunas de las empresas más conocidas del Japón, con la asesoría técnica de la Universidad de Tokyo, y debería ser considerado como un símbolo de la reconstrucción de Fukushima.

Hasta entonces, sólo dos países habían instalado antes generadores eólicos flotantes delante de sus costas: Noruega, que desde finales de 2009 opera el prototipo Hywind a unos 12 kilómetros de tierra firme y Portugal, que colocó el Wind Float a unos 5 kilómetros de Aguacadoura, en 2011. El 7 de marzo de 2012, un año después del tsunami, se dio a conocer que el consorcio Fukushima Wind Offshore integrado por las empresas Marubeni, el conglomerado de tecnología Hitachi, Mitsubishi Heavy Industries y Nippon Steel, con la colaboración de la Universidad de Tokyo – UT-, que había recibido el mandato del gobierno japonés de llevar a cabo los estudios requeridos para instalar generadores de energía eólica marina, desarrollaría una granja eólica experimental conformada por tres aerogeneradores flotantes con una capacidad de 16 MW y una estación de gestión.

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