Solar Impulse I



El siguiente paso, consistió en la construcción de un aeroplano similar al anterior, pero un poco más grande, dotado de mejoras técnicas y una cabina mayor para que el piloto pudiera pasar más horas en mejores condiciones.

El Solar Impulse II tenía las siguientes características técnicas: envergadura de 72 metros, 22.4 metros de largo y 6.37 metros de altura. Superficie alar de 270 metros cuadrados, suficiente para colocar 17,248 células fotovoltaicas que generarían hasta 66 kW, y un peso de 2,300 kilogramos. Propulsión de 4 motores eléctricos alimentados mediante células solares y 4 baterías de iones de litio de 41 kWh - 633 kilogramos de peso – y hélices de 4 metros de diámetro.

Tripulada por una persona, la aeronave podía despegar a una velocidad de 36 Km/h, alcanzando una velocidad máxima de 140 kilómetros por hora. Su velocidad de crucero era de 90 Km/h durante el día y de 60 Km/h por la noche para ahorrar energía, con una altitud máxima de 8,500 metros.

Los primeros vuelos de prueba con el prototipo denominado Solar Impulse HB - SIB se realizaron en 2009. Se llevaron a cabo varios vuelos de demostración por países de Europa, Marruecos y los Estados Unidos: en abril de 2010, voló sobre Payerne, en Suiza, realizando un vuelo de 87 minutos y alcanzando una altura de 1,200 metros. El jueves 8 de julio de 2010 el Solar Impulse estableció dos nuevos récords mundiales: el primero, en número de horas, al volar durante 26 horas y 9 minutos, lo que incluyó una noche entera en el aire sin la ayuda de fuentes de energía externa y el segundo, logrando un nuevo máximo para un avión sostenible, al alcanzar los 8,564 metros sobre el nivel del mar.

El viernes 13 de mayo de 2011, el Solar Impulse II completó su primer vuelo internacional, recorriendo en 13 horas la distancia que separa los aeródromos de Dübendorf, en Suiza y de Bruselas, en Bélgica. Más tarde, el día 24 de ese mismo mes, fue presentado en el aeropuerto de Bruselas, siendo una de las principales atracciones de la Semana Verde organizada por las instituciones de la Unión Europea.

El sábado 11 de junio de 2011 tuvo que abandonar su segundo vuelo internacional que pretendía partir de Bruselas y aterrizar en París debido a las malas condiciones del clima, al agotarse sus baterías por falta de luz solar; pero tres días después, el miércoles 15, el Solar Impulse HB – SIA finalizó con éxito su segundo viaje internacional entre Bruselas y París. El prototipo completó el trayecto en más de 16 horas; pese a ello, este vuelo que concluyó en el aeropuerto de Le Bourget no pudo ser homologado dado que, tras fracasar en el primer intento únicamente con energía solar, tres días antes, el avión recargó el 40% de sus baterías con carburante convencional. Finalmente, en septiembre de 2013, realizó un vuelo entre San Francisco y Nueva York, atravesando los Estados Unidos de oeste a este.

El último reto propuesto, fue la culminación de un vuelo en etapas alrededor de la Tierra. Este desafío se comenzó a preparar en 2012 con vistas a ser realizado en una fecha prevista inicialmente para 2014. El modelo HB – SIB fue presentado oficialmente en abril de 2014, anunciando el objetivo de dar la vuelta al mundo en 2015. El vuelo inaugural formal de este segundo aparato tuvo lugar el 2 de junio de 2014, con el piloto de pruebas Markus Scherdel en los controles.

Los preparativos

El Solar Impulse II realizó varias pruebas de vuelo en las semanas previas a emprender el viaje definitivo, lo que sirvió también para la preparación física y mental de los pilotos, ya que la baja velocidad implicaba que los trayectos entre las escalas para descansar y darle mantenimiento a la aeronave tardarían varios días y noches seguidos, en los cuales tendrían que estar alertas casi todo el tiempo.

Piccard y Borschberg volarían por turnos, soportando las molestias físicas de estar confinados muchas horas dentro de una cabina de apenas 3.8 metros cúbicos – un poco más grande que la de un teléfono público- donde no podrían moverse y deberían hacer todo: comer, beber, ejercitarse, asearse con toallitas y hacer sus necesidades, sentados en un asiento equipado con un sistema de retrete y que podía reclinarse para descansar. Así, se adiestraron para dormir únicamente 3 horas al día, en siestas de 20 minutos y practicaron la operación del vuelo en la oscuridad, lo que sería particularmente importante cuando tuvieran que cruzar el Pacífico y el Atlántico.

Un total de 130 personas participarían en la aventura: la mitad, acompañaría a los pilotos alrededor del mundo en un marco de apoyo logístico y la otra mitad, conformada por meteorólogos, controladores aéreos e ingenieros, estarían en Mónaco, en el centro de control de la misión. Los pormenores del vuelo podrían ser seguidos por el público, en directo y desde la cabina del piloto, vía internet.

El vuelo alrededor del mundo

El lunes 9 de marzo de 2015, a las 7:12 a.m. – hora local – André Borschberg despegó la aeronave desde el Al Baten Executive Airport de Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, hacia el Muscat International Airport en la Sultanía de Omán, a 441 kilómetros de distancia, para cubrir, en 13 horas, la primera parte de un viaje programado para cinco meses de duración, con 25 días de vuelo efectivo, durante el cual se le daría la vuelta al mundo, sobrevolando Asia, el Océano Pacífico, Estados Unidos, El Océano Atlántico, el Mar Mediterráneo, el norte de África y el Medio Oriente.

La ruta continuó de Omán a India, Myanmar, China y Japón. En un principio, se planeó que el trayecto de la ciudad china de Nankín a Hawaii, sería cubierto en una sola etapa de 8,500 kilómetros, con André Borschberg, de 63 años, al mando del aparato durante seis días y seis noches. Se consideró asimismo, que esta sería la fase más complicada del proyecto debido a la inestabilidad del clima en el océano y la enorme distancia del vuelo. Sin embargo, el avión tuvo que aterrizar en el aeropuerto Internacional de Nagoya, Japón, debido a condiciones climatológicas adversas, de donde despegó el 28 de junio para volar por primera vez durante más de 24 horas seguidas y por primera vez sobre un océano.

Después de casi 120 horas de una dura travesía sobre el Pacífico, que dejó varias averías en la aeronave y daños irreversibles en las baterías y con la que se batió el récord mundial de distancia para un avión propulsado por energía solar, mientras André Borschberg lograba romper el récord mundial de vuelo en solitario más largo de la historia, el Solar Impulse aterrizó en Hawaii, donde se tuvo que anunciar que era necesario posponer el resto del viaje hasta la primavera siguiente. El Solar Impulse II debió permanecer ahí casi 300 días. Finalmente, el 21 de abril de 2016 y con Piccard al mando, la aeronave despegó de nuevo, con destino a San Francisco.

Esta etapa duró más de 62 horas. El avión llegó a California el 25 de abril y desde San Francisco se dirigió a Nueva York. Sobrevoló “La Gran Manzana” durante la noche del 11 de junio y desde ahí preparó su otro vuelo transoceánico para llegar a Sevilla, España, - su única parada en Europa – y proseguir su recorrido desde la capital andaluza hacia Egipto.

En El Cairo, su penúltima etapa, los pilotos se vieron obligados a estar casi dos semanas. Primero, debido a problemas de salud de Piccard, y después, por una tórrida ola de calor sobre Arabia Saudita que provocó temperaturas superiores a los 45 grados. Cuanto más calor hace, más potencia necesita el avión solar para mantenerse en el aire y poder avanzar, por lo que hubo que esperar a que las condiciones climáticas fueran las adecuadas.

Finalmente, luego de haber recorrido 43,041 kilómetros en un viaje lleno de contratiempos y haber establecido 19 récords mundiales, los pilotos cumplieron sus objetivos de dar la vuelta al mundo y promover el uso de energías limpias. “Hemos inventado algo completamente nuevo: volar sin combustible. El avance es obvio y lo más probable es que dentro de algunos años podamos tener aviones tan potentes como los actuales funcionando con energía solar. Sin duda, es una nueva era en la aviación, pero tenemos que ser capaces de aconsejar a los gobiernos y tener más impacto en la industria” señaló Bertrand Piccard, de 57 años, al cerrar la travesía con su llegada a Abu Dhabi.

“El mundo va en la dirección equivocada. Estamos destruyendo el planeta, la naturaleza y los recursos naturales. Envenenamos a miles de niños que respiran el aire que no deberían. Debemos hacer las cosas diferente. Las tecnologías limpias que utiliza el avión para volar podrían ser utilizadas en la tierra también, ya que reducen el 50% del consumo de la energía a nivel global… pero para eso necesitamos coraje y espíritu pionero”.

“El cambio climático ofrece una fantástica oportunidad para aportar al mercado nuevas tecnologías verdes, que ayudarán a “preservar los recursos naturales de nuestro planeta, crear puestos de trabajo y sostener el crecimiento económico”.

Por ello, además de reconciliar la aviación con el medio ambiente, Piccard y Borschberg han creado el programa Future is Clean, un proyecto vinculado al viaje del Solar Impulse, cuyo propósito es generar conciencia sobre las potencialidades de las energías renovables y ya preparan el Comité Internacional de las Tecnologías Limpias, una ONG con la que buscan reunir a los principales actores internacionales en el campo de las energías verdes a fin de ayudar y asesorar a los Gobiernos en sus políticas energéticas.



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