Las tendencias de la industria energética



A partir de las décadas de 1970 y 1980, el consumo energético de México se incrementó en forma constante y aumentó 15% entre 1980 y 1995. Las razones que explican este incremento están relacionadas con la dotación de recursos en el país, en donde destaca la alta proporción de hidrocarburos – petróleo y gas natural -, y con el crecimiento y la participación en el Producto Interno Bruto nacional de las industrias de alta intensidad en el consumo de energía. Sin embargo, las distorsiones en los precios inducidas por la política de sustitución de importaciones que dio impulso al crecimiento económico del país hasta el inicio de los ochenta, propició el uso intensivo y poco eficiente de los energéticos.

Posteriormente, con las reformas estructurales efectuadas en la década de 1980, por las que se ajustaron los precios a los niveles internacionales, las políticas que propiciaban el uso intensivo fueron modificadas, aunque las bajas tasas de crecimiento de la economía, dieron lugar a una sustitución lenta del capital acumulado en las plantas de generación de electricidad y en el sector industrial.

La política energética ha sufrido transformaciones importantes en los años recientes. La nueva política incluye la desregulación y la privatización parcial de los monopolios estatales, la eliminación acelerada de los subsidios, la transición de un sistema de precios administrados hacia una diferenciación regional, y la incorporación de consideraciones de tipo ambiental. Entre estas últimas, las más importantes son el mejoramiento de las especificaciones de los combustibles y la sustitución de combustóleo por gas natural. Además se han instrumentado acciones para el ahorro y uso eficiente en la generación, transporte y consumo energéticos. Por el lado de la oferta destaca el impulso a los sistemas de cogeneración de energía eléctrica y térmica, los cuales implican un incremento en la eficiencia global del uso de combustibles de entre 35 y 70%. Asimismo, México cuenta con un potencial de bienes energéticos susceptibles de mayor explotación, particularmente la energía eólica y solar, por lo que el desarrollo de fuentes renovables de energía, tanto convencionales como de relevo energético, ha comenzado a formar parte de las estrategias del sector. 1

En cuestión de hidrocarburos – petróleo crudo y gas – éstos han constituido desde las primeras décadas del siglo XX un recurso estratégico y un factor de progreso para los países. México también ha apoyado el desarrollo de su economía en la estructura de la producción de energía fósil.

Según la Energy Information Administration la posición que ocupaba México en 2009 en reservas petroleras a nivel internacional era la número diecisiete, con una reserva de 111,700 millones de barriles, detrás de Brasil, que poseía 12,200 millones de barriles.

Algunas acciones que podrían significar reducciones en el consumo de hidrocarburos y, por ende, en su impacto sobre el ambiente, son la búsqueda de mayor eficiencia en la combustión de gasolinas, el incremento en el uso de has natural, la reducción en el uso de automóviles y el uso de energías y tecnologías alternativas.

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