THOMAS ALVA EDISON y la empresa de la electricidad



El descubrimiento de la electricidad y sus diversas aplicaciones ha sido de los sucesos más importantes en la historia de la energía. En la actualidad, vivimos una era que no podría concebirse sin electricidad, pues la mayoría de nuestras actividades requieren de alguna forma de ella. Uno de los usos más importantes de la electricidad es el alumbrado, el cual transformó la forma de vida de la sociedad, al permitir extender las actividades que solo podrían realizarse con la luz del día y significó también una mejora en la seguridad a finales del siglo XIX, pues el alumbrado público permitió mejorar la vigilancia en las calles.

La bombilla o lámpara incandescente es uno de los inventos decimonónicos más importantes hasta la actualidad, ya que revolucionó la vida cotidiana y es parte de los elementos más notables de la actualidad. Si bien Thomas Alva Edison no fue el inventor de la bombilla, si la perfeccionó al mejorar el filamento, lo que reanudó en un mayor tiempo de vida; gracias a esto, comenzó a ofrecer los servicios de alumbrado público en diversos lugares.

En 1876, tras desarrollar otros inventos relacionados con la electricidad, Edison abrió un laboratorio en Menlo Park, en Nueva Jersey, contrató cerca de sesenta personas como ayudantes en su trabajo y desarrollaron diversos inventos y descubrimientos que lograron ser patentados por Edison; entre estos inventos se encontraba la bombilla. A pesar de que Edison no fue la primera persona en diseñarla, buscó la forma de que duraran más tiempo encendidas, además de bajar su costo de producción para volverlas rentables. La luz que producían las bombillas duraba muy poco, por lo que era demasiado caro producirlas si tenían una vida útil de unas cuantas horas, debido a que el filamento se calentaba demasiado rápido y la bombilla terminaba por fundirse.

A partir de 1878, Edison comenzó a trabajar en un sistema de iluminación eléctrica que pudiera sustituir o competir con la iluminación a base de gas o petróleo. Al tratar de solucionar los problemas de las lámparas incandescentes, Edison buscó algún material que fuera resistente al calor y lograra mantener la luz durante un tiempo prolongado.

Realizó experimentos con carbono y algunos metales obteniendo éxito con un filamento de carbono en espiral; a partir de éste consiguió que una bombilla brillara por aproximadamente cuarenta y ocho horas. En enero de 1880, Edison consiguió la patente de ésta mejora, sin embargo, los experimentos prosiguieron en el laboratorio de Menlo Park hasta descubrir que el uso de un filamento de bambú carbonizado podía hacer que una bombilla brillara durante mil doscientas horas.